domingo, 7 de abril de 2013

Lawrence de Ancapia

Primera guerra mundial, conflicto de la revolución arabe, Thomas Edward Lawrence y un mar de arena y sol, un auténtico yunque del infierno donde la entereza de los hombres es martilleada por las inclemencias de toda clase.

Esta es una mini sinopsis de una gran obra maestra de la historia del cine, Lawrence de arabia, una superproducción de las que merecen la pena las 3 horas y media que dura, como recordarán los que hayan visto la película, Lawrence es un militar británico, al servicio de un estado que daba sus últimos coletazos como imperio, y habiendo sido tierra de hombres libres, se hallaba transformado en un indomable leviatán.

Lawrence servía a ese monstruo si, pero su espíritu, liberador, que no libertario lo hicieron creer que esas tierras y esa gente, eran algo más que el patio trasero de su particular monstruo de mil cabezas, Lawrence como podemos observar, realiza una labor libertaria en un principio, lucha, junto a los legítimos propietarios del desierto, por la propiedad de este, los cuales, lo siguen voluntariamente y cuando creen que han conseguido suficiente, son libres de marcharse. Por cierto, no se les puede pagar en papel (fiducia) ellos saben que no vale nada, quieren dinero de verdad, oro.

El propio Lawrence cae víctima de la belleza de los sucesos y se ensalza, creyéndose superior a ningún hombre y en ese momento es cuando vemos como su historia de bravura, se transforma en una historia de bajeza moral, se cree con la capacidad de dirigirlos totalmente a su antojo, sin tener en cuenta sus incentivos, como si fueran piezas de ajedrez, al final, incluso crea un comité de planificación central en la que pretende obligar a los soldados que libremente lo siguieron en sus hazañas a la realización de las tareas que el cree convenientes.

Cuando se da cuenta de la futilidad de su plan, no siendo capaz de liberar a la sociedad, los entrega como sacrificio al leviatán y huye, dejando el bueno de Peter O'Toole al pobre Omar Shariff en una condición de desasosiego.

La película es un ejemplo perfecto de los incentivos que mueven de verdad a los hombres y un alegato de como el determinismo histórico puede ser derrocado por nuestra voluntad y esfuerzo, a su vez, muestra la verdadera justicia, la que emana del individuo, la justicia libertaria y la muestra en su máxima crudeza, cuando Lawrence ha de matar al hombre que rescató del desierto como castigo por haber asesinado a un miembro de otra tribu que los acompañaba en su cruzada.

Una muy recomendable película y una aleccionadora realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario